En mi primer artículo escribía sobre la necesidad de ser fiel a nuestros valores o principios, cómo la mejor forma para conseguir, o al menos, intentar ser feliz. Y hubo alguien que me hizo el siguiente comentario: "Tienes razón, lo más importante es ser fiel a uno mismo, siempre que no jodas a nadie". Esa puntualización, creo que es justa y necesaria hacerla, aunque no es algo sencillo ni inmediato.
Tengo un amigo que cada vez que le veo, me hace pensar sobre muchas cosas y me ayuda a encontrarme en estos Días de Vértigo (la verdad, es que vivimos rodeados de muy pocas personas así, verdad?). Hace algún tiempo, me dijo que aunque nosotros intentemos hacer siempre lo correcto o lo que en nuestro código de valores consideramos que está bien o llevado al terreno de la religión, intentemos ser los mejores cristianos o católicos, siempre vamos a cometer errores (en muchos casos, incluso los repetiremos) y habrá decisiones que tomemos que harán daño, aunque no queramos o no sea nuestra intención.
Por eso, creo que es tan importante la primera parte del comentario expuesto arriba, como la segunda parte.
Respecto a la primera parte, creo que no es necesario realizar muchos más comentarios. Siempre he dicho y sigo diciendo que lo más triste es engañarnos a nosotros mismos, no reconociendo lo que nos está pasando, o no hacer o decir lo que pensamos o sentimos. Esa es la peor de las traiciones, no ser fiel a uno mismo.
Sin embargo, vivimos rodeados de amigos o conocidos que viven dentro de una inmensa mentira, sin ser fieles a sus sentimientos o a su forma de pensar o ser. Y es el miedo a afrontar una realidad nueva, lo que hace que en algunos momentos de nuestra vida, no demos un paso adelante, y digamos lo que pasa en nuestro interior o demos una opinión sobre lo que de verdad pensamos o sentimos (ya sea con nuestros amigos, nuestra pareja, nuestra familia o en el trabajo).
Personalmente, no voy ser yo quien diga que nunca ha tenido miedo, más bien todo lo contrario. Pero si algo he aprendido en los últimos años, es que sólo siendo sincero con uno mismo, y reconociendo sus problemas, miedos o debilidades, puedes afrontar el futuro con garantías, y con seguridad para abrir nuevos caminos.
Respecto a la segunda parte, creo que no es algo tan inmediato o tan claro. Parece evidente, que en principio, no tendríamos porque dañar a nadie, siendo fiel a nuestros principios, pero nuestros actos o decisiones pueden generar daños.
Podemos tomar decisiones o realizar acciones conscientemente con premeditación y alevosía con la intención de hacer daño, creo que en Derecho se define como dolo. Evidentemente, para mi este tipo de actos no tiene ningún tipo de justificación, pero gente de este estilo existe, y lamentablemente sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para encontrar alguien así.
Otra posibilidad es tomar decisiones o realizar acciones, sin haberlas pensado lo suficiente ni valorar las consecuencias que pueden tener en el futuro. Inevitablemente, todos nos vemos implicados en este tipo de acciones, porque todos los días tomamos decisiones o realizamos acciones que en algunos casos, no conocemos las repercusiones que van a tener sobre nuestras vidas o sobre las vidas de las personas que nos rodean. Obviamente, este tipo de decisiones pueden provocar daño, por eso, siempre es recomendable pensar las consecuencias de lo que estamos haciendo, pero en este caso, creo que lo más importante es valorar cómo estas decisiones o acciones van a afectar a uno mismo, y tomarlas en función de nuestros valores.
Por último, están las acciones o decisiones que se toman, después de haberlas meditado o pensado previamente, y que aunque no lo deseamos hacen daño. Estas son las más difíciles de adoptar, pero en mi opinión, creo que es necesario afrontarlas, y es donde se conoce o dónde se descubre la verdadera naturaleza de las personas. Todos hemos tomado alguna decisión de este estilo en nuestra vida, y aunque son las más complicadas, y se necesita valentía para tomarlas, sólo guiándote por tus sentimientos o por tus valores o creencias se puede dar el paso de tomarlas y afrontar esa nueva realidad (y esto vale para cualquier ámbito: trabajo, amor, amigos, familia, etc).
Por eso, creo que la segunda parte del título de este artículo, no es algo sencillo ni inmediato de cumplir, y hay veces que inevitablemente, hacemos daño, y sólo siendo consciente de esto, se puede minimizar el daño. En mi opinión, siempre que uno se guíe por sus valores y principios y sea consciente en todo momento de lo que está haciendo, se pueden evitar daños, pero hay veces que esto es inevitable, y en ese caso, hay que tener la valentía suficiente para afrontar lo que ha sucedido, y saber reconocer que se ha actuado incorrectamente y que se ha cometido un error.
Y la enseñanza debería ser redirigir nuestros pasos hacia otra dirección, evitando caer en situaciones parecidas. Pero claro, esta es la teoría, y como en todo, la práctica te la da la vida, y pese a que todo aparentemente está claro, hay veces que seguimos cometiendo los mismos errores … porque como dice el dicho "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra"… sí sólo fueran dos veces, no estaría mal, verdad?.
domingo, 10 de junio de 2007
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