Esta semana he escuchado por primera vez un grupo de música, que además de sorprenderme gratamente por su música, las letras de algunas de sus canciones han hecho que me plantee algunas reflexiones (espero que no os rayen demasiado :-)
El nombre del disco es Días de Vértigo, y creo que es un título muy acertado para reflejar el modo de vida que seguimos actualmente. Son días que pasan veloces, y que se transforman en años, sin que nos demos cuenta, de qué estamos haciendo con nuestra vida. Donde el trabajo, el dinero, el amor, el sexo, el consumismo, el materialismo, la ambición por triunfar, se convierten en los ejes fundamentales sobre los que se articulan nuestras vidas.
Días en los que vivimos rodeados de gente, compañeros de trabajo, amigos, familiares, pero donde la soledad se hace cada vez más dolorosa, cuando te das cuenta, que muchos de ellos desaparecen de nuestras vidas con una velocidad de vértigo. Amigos/as, novios/as, parejas que van y vienen, que aparecen en nuestras vidas y desaparecen con la misma velocidad. Días de encuentro y desencuentro.
Al final, te das cuenta de que esa soledad es insoportable, y que no hay nadie, salvo uno mismo que pueda responder a la pregunta definitiva que nos deberíamos hacer todos de vez en cuando: ¿soy feliz? o mejor, ¿cuál es el motor de mi vida? o ¿por qué me levantó todos los días?. En definitiva cuál es el sentido de nuestra vida.
Yo tampoco he podido o he sabido, evitar estos Días de Vértigo, y en los últimos meses, también he visto pasar por mi vida muchos amigos/as, que aparecen y desaparecen, que se distancian o se acercan, según van cambiando las circunstancias. Y hay un momento, en el que pese a estar rodeado de gente, de tener el móvil lleno de números, te sientes sólo, como dice otra de las canciones del grupo, Nadie, (para mí el mejor tema del disco).
Y es en ese momento de soledad, donde surgen las preguntas y las dudas sobre qué es lo que estamos haciendo aquí, si somos felices con el mundo que nos rodea, con nuestros amigos, con el trabajo, con nuestras relaciones, etc. En resumen, comenzamos a preguntarnos cuál es el sentido de esta vida, o qué es lo que buscamos en esta vida, que nos permita ser feliz. Por supuesto, el sentido de la vida para cada persona es diferente: puede ser el éxito profesional, la familia, el sexo, el dinero, la religión, etc. Y en muchos casos, es una sucesión de metas u objetivos parciales (la carrera, el trabajo, la casa, crear una familia, etc.)
Para mí el sentido de la vida, es buscar la máxima felicidad siendo fiel a tus valores o principios, a tú forma de pensar, de ser, de actuar. Sólo siendo fiel a uno mismo, a sus ideas, a sus gustos, se puede lograr o al menos, intentar buscar esa felicidad que todos anhelamos, en los diferentes ámbitos de nuestra vida (trabajo, amigos, pareja, modo de vida, etc). Y sólo de esta forma podemos evitar el conformismo y la rutina, quizás los peores enemigos de la continua búsqueda de la felicidad.
Como un día me dijo una persona hace algún tiempo, en esta vida, lo más importante es saber quererse, apreciarse o valorarse a uno mismo, y sólo desde el respeto a si mismo se pueden superar todas las dificultades que la vida nos vaya planteando.
Por eso, encontrar un grupo como este, Los Madison, que escribe letras tan cercanas a lo que nos pasa a todos (soledad, libertad, amor, desamor, esperanza, valores propios, huir de lo cotidiano, etc.) y que sabe contarlas usando un estilo de música propio (difícil de encontrar en estos tiempos de basura musical con la que nos bombardean en bares, televisiones y radios), basado en sus gustos o preferencias (Los Secretos, Burning, Quique Gonzalez, A. Vega y sobre todo Bruce), hace que me reafirme en que sólo siendo fiel a nuestros principios o a nuestra forma de ser o de entender la vida (en este caso, la música), se pueden alcanzar las metas propuestas o los sueños, con la tranquilidad de saber que no nos estamos traicionando a nosotros mismos, y dando sentido a lo que hacemos cada día.
29 de abril de 2007
1 comentario:
Tienes razon, lo mas importante es ser fiel a ti mismo y a tus ideas (sin joder a nadie, claro).
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